martes, 26 de enero de 2010

UN CUARTO PROPIO


Es muy posible que el mundo fuera otro si los papeles asignados a los géneros humanos hubiesen sido los adecuados. Se ignora la responsabilidad de dicha concesión, quizás fue el tiempo, la sumisión, el silencio, la represión o el afán de superioridad de los hombres, pero ahora no es tiempo de buscar culpables, es el tiempo de la ilusión con el cambio.

Es arriesgado lanzar a la deriva y al pensamiento del o la que me lee la anterior afirmación, pero si partiésemos de la teoría que nos brinda la escritora clásica Virginia Woolf en su obra un Cuarto Propio, en la que afirma que una gran inteligencia es andrógina, que en nuestro espíritu habitan dos sexos, que nuestra mente tiene dos lados y que es preciso unirlos en armonía para lograr una inteligencia indivisa, creadora, libre, feliz y mucho mas eficiente, tendríamos bases suficientes, además de muchas otras ya comprobadas, de que los géneros humanos desde sus inicios debieron estar unidos en una sola fuerza, en mutua colaboración para hacer de este un mundo menos enfermo. Es entonces que, en la ausencia de esta unión, una especie considera a miembros de sí misma inferiores en especial a su compañera, su amante, su madre, su hermana, su amiga milenaria y por esto no esta capacitada para evolucionar correctamente en relación a otras especies, a su hábitat, a sí mismos, a sus congéneres y a los cambios sociales, culturales, políticos y económicos que acarrean su existencia. Quizás aquí radica la causa de que la humanidad no haya sido del todo exitosa y en cambio ahora sea casi un fraude.

Pero no todo es malo, lo importante es la consciencia del error, y a pesar de todas las cicatrices culturales y morales que las mujeres cargamos, como la intromisión de la castidad en todos los aspectos de nuestras vidas, la ofensiva duda anticuada acerca de nuestra posesión o no de alma, la desconfianza de nuestra intelectualidad, la excepción en los derechos judiciales y económicos, la pobreza de nuestra palabra y voz, la invisibilidad en la historia, la eliminación de nuestro genero en los derechos humanos, en el derecho al voto y a la educación, y en general la inferioridad, desigualdad, uso e injusticia que hemos sido sometidas, tenemos esperanza de cambio, como la que nos da la autora Virginia Woolf anteriormente citada, que nos adentra con su ensayo a un sueño de evolución mediante la identificación de la mujer en la historia, la economía, la política, la sociedad y la novela, y nos da confianza y coraje con biografías de mujeres tan valientes como Aphra Behn, Lady Winchelsea, Margarita Cavendish, Jane Austen y con su propia manera de interpretar el mundo de los géneros y la literatura. La autora nos invita entonces a que, ahora luego de haber abierto las puertas de la educación a la mujer, que se nos dieron algunas oportunidades que nos fueron negadas durante milenios, no dejemos morir el genio que nos fue negado en la historia y que todas llevamos dentro, ese genio que hubiese cambiado el curso de la humanidad mediante la igualdad de condiciones y la unión armónica de los lados.

Es importante entonces para esa tan anhelada transformación femenina que generaría un cambio en su entorno social, otros aspectos más tangibles que la esperanza. Mucha razón tiene la autora al hablar de manera reiterada de un cuarto propio visto y del dinero (vistas simbólicamente como la libertad de pensamiento y el poder de introspección). El dinero y su administración era un lujo meramente masculino a causa de nuestra inferioridad mental. Pero esto ahora, aunque hay excepciones, es historia y la pregunta ¿Por qué las mujeres son pobres? o ¿Por qué la mujer a estado confinada a un cuarto todos estos millones de años? ahora no apunta la culpabilidad total a los hombres sino a nosotras mismas ya que gozamos, como dije antes, de oportunidades que nos brindarían esa estabilidad económica y mental de la que carecieron muchas mujeres brillantes de los siglos pasados, a las que sí a sus anhelos se le sumaba además del de ser madre de 13 hijos, aprender a leer, escribir, o para escándalo de muchos ser escritoras, científicas, aventureras o pensadoras, eran reprendidas severamente.

Para ser mas precisa una de las herramientas de las que podemos hacer uso, es la literatura. En ella ahonda profundamente la autora. La literatura a jugado un papel importantísimo en la historia y es triste ver como la mujer por mucho tiempo no figuró en ella, pues en su gloriosa época parecía que cualquier hombre podía escribir una canción o un soneto mientras la mujer solo aparecía en ella en relación con el otro sexo, lo cual es muy poco para todo lo que agrupa su vida y pensamientos. Las comparaciones son odiosas, pero es curioso lo que hubiese sucedido (como menciona Virginia Woolf) si sólo evidenciáramos a los hombres en la historia y la literatura como los amantes de las mujeres, cuando en la realidad eran sus esclavos, sí, sus esclavos, porque eso eran las mujeres en la realidad, cuando no las ocupaban en las novelas únicamente como sus adoradas, pasionales, sumisas y hermosas amantes. Igual sucedía con la relación entre las mujeres, raramente había una verdadera complicidad entre ellas, siempre habían pesquisas y celos, quizás como indica Florence Thomas nos prefieren mas rivales y distantes que solidarias y amigas porque intuían, como recuerdan las Mujeres de la Librería de Milán, que “la práctica de las relaciones entre mujeres es el instrumento femenino por excelencia de la transformación del mundo.

Actualmente pues, nos es compromiso la responsabilidad, gracias a la herencia dejada por esas valientes mujeres a las que les debo el hecho de que pueda estar escribiendo con tanta libertad acerca del tema, de hacer uso nuestras POSECIONES, nuestra voz, nuestro DINERO, y nuestro CUARTO, visto como un espacio de reflexión y libertad de pensamiento para el bien de todos y todas, para llevar adelante una sociedad exitosa y llena de igualdad, para rebelarnos positivamente, ordenarnos, unir los lados, adherir los sexos del espíritu, ayudarnos, mezclarnos, fusionarnos, lograr un conocimiento andrógino, un cambio, un respiro, una esperanza y así ya habiendo cambiado el mundo unidos, encaminarlo a fines mas altos.

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