domingo, 22 de diciembre de 2013

Preguntario


Antes mi vida era diferente. Y no, no es que yo fuera tímido, ni mucho menos, pero siempre estaba allá, en un rincón frío y oscuro desde dónde no se veía ni un rayito de luz, allí en el lugar donde se suponía, según había escuchado, nacía el sol. Estaba también un poco descuidado en mi aspecto, el tiempo había pasado demasiado rápido y por ahí dicen que los años no vienen solos. Confieso además que tampoco es que estuviera muy limpio y pulcro, pues hacía ya un rato que no sentía en carne propia el significado de la palabra limpieza. Siempre permanecía ahí, esperando, solo, pero nunca pasaba nada que interrumpiera mis momentos de espera sin final. En mis interminables ratos libres pensaba que lo que no ayudaba era mi nombre, demasiado largo, poco sonoro, nada llamativo, luego me preguntaba (porque me gustan mucho las preguntas) ¿Será mi color?, Definitivamente éste café no me sienta para nada!, ¿Será mi esencia?... pero no, sin ser pretencioso, yo sabía que tenía mucho para dar, que quería hacer lo mejor posible, que quizás era buena gente, pero ya después de tanto tiempo, hasta me estaba olvidando de mí mismo.

Pero un día que estaba ahí, inmerso en mis cavilaciones, ya dado a la pena, todo comenzó a cambiar. Primero pensé que había llegado el final, que hasta ahí llegaba yo, y que tanto movimiento significaba que acabarían con la biblioteca completa. Luego comencé a ver cómo nos apilaban uno sobre otro obligándonos de nuevo a interactuar después de tantos años con amigos que no veía hace tiempo y con los que compartía el mismo tema. Tristemente vi la jubilación de muchos de ellos, pues valientemente habían cumplido muy bien y por mucho tiempo con su trabajo y ya merecían descansar en unas enormes cajas de cartón a dónde todos temíamos terminar. También vi cómo había unos en peores condiciones que yo, no tenían portada, algunos estaban quemados, sus interiores estaban mutilados y así estaban obligados a vivir una vida incompleta y muy aburrida. Otros estaban demasiado perdidos, resultaron ser unos extranjeros traídos de no se sabe dónde especializados en medicina obstétrica, en medio de todos nosotros, que pretendíamos entretener y educar a niños en iku y en español. Ellos también resultaron en cajas igual que los griegos y los franceses. Desde mi ubicación vi como unos españoles muy encopetados y antiguos, especializados en gramática, iban a parar a las cajas rehusándose mucho, pues decían que ellos eran el punto final de lo mejor en su tema. Yo esperaba mi turno con ansiedad y paciencia, al final, alguien iba a abrirme y leerme aunque fuera sólo para juzgarme, todos a mí alrededor esperaban ansiosos rezándole a la biblia para que no fuéramos a parar a donde recién habían ido los españoles con el Quijote en la portada. Y me llegó la hora. Era una muchacha, no era un niño ni una niña (lo que yo siempre había estado esperando), pero luego me daría cuenta, de que llevaba un niño dentro. Me miró detenidamente por fuera por un momento, recorrió mi color café como haciéndome un examen superficial mientras yo sudaba frío y luego puso sus ojos sobre mi nombre y me leyó: "Preguntario: Poemario para niños y adultos con alma de niños", fue como si volviera de nuevo a la vida. Delicadamente me abrió y dejó que su curiosidad la llevara en un viaje por mis páginas llenas de preguntas sin respuestas y colores llamativos, para así al final tomar la decisión de ponerme en el sitio donde estaban los salvados haciendo que todo a mi alrededor estallara en un júbilo maravilloso en el que lo único que me faltó fue bailar y eso porque no tengo pies. 

Después de todo, me limpiaron, me cuidaron, me embellecieron poniéndome unos papelitos de color azul en el lomo que me identificaban como un libro de literatura. Luego me pusieron en un estante desde el que podía ver la ventana, el sol, las montañas, el amanecer y la gente que pasaba, me ubicaron al lado de mis viejos y grandes amigos, con los cuales me desatracé de todos los chismes hasta que un día, sin tener que esperar mucho, llegó una niña... una hermosa niña de saco color rojo y bella voz dulce, que me sacó de mi mundo y decidió llevarme con ella por un viaje que se repetiría de ahí en adelante muchísimas, muchísimas veces.


lunes, 14 de octubre de 2013

FUSIÓN / INVASIÓN II

Resumen de toda una generación,
que vive entre dos modelos de mujer.

"Desde la Mujer que soy, a veces me da por contemplar aquellas que pude haber sido; las mujeres primorosas, hacendosas, buenas esposas, dechado de virtudes, que deseara mi madre.
No sé por qué la vida entera he pasado rebelándome contra ellas. Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables, por extraño maleficio, me inspiran. Reniego de sus buenos oficios; de los llantos a escondidas del esposo, del pudor de su desnudez bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo, me miran desde el interior de los espejos, levantan su dedo acusador y, a veces, cedo a sus miradas de reproche y quiero ganarme la aceptación universal, ser la "niña buena", la "mujer decente" la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta con el partido, el estado, las amistades, mi familia, mis hijos y todos los demás seres que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable entre lo que debió haber sido y lo que es, he librado numerosas batallas mortales, batallas a mordiscos de ellas contra mí -ellas habitando en mí queriendo ser yo misma- transgrediendo maternos mandamientos, desgarro adolorida y a trompicones a las mujeres internas que, desde la infancia, me retuercen los ojos porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños, porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable, que se enamora como alma en pena de causas justas, hombres hermosos, y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada, e hice el amor sobre escritorios -en horas de oficina- y rompí lazos inviolables y me atreví a gozar el cuerpo sano y sinuoso con que los genes de todos mis ancestros me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones. No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf. Pero en los pozos oscuros en que me hundo, cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos, siento las lágrimas pujando; veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo, blandiendo condenas contra mi felicidad. Impertérritas niñas buenas me circundan y danzan sus canciones infantiles contra mí contra esta mujer hecha y derecha, plena.
Esta mujer de pechos en pecho y caderas anchas que, por mi Madre y contra Ella, me gusta Ser".

Gioconda Belli 

jueves, 29 de agosto de 2013

Reencuentro


Tengo que escribir esto, porque ahora que trato de recordarlo, veo que fue tan increíble que lo confundo con un sueño. Ahora no sé si fue real haber visto, por primera vez en mi vida, a una ballena volar. La vi salir de esa línea misteriosa e impredecible que los mortales llamamos mar, que alberga con tanto celo otro mundo debajo, y que me ha inquietado siempre, pues no hay nada que genere mas incertidumbre que lo desconocido. Saltó de la nada, ni siquiera respiró primero, dio un coletazo primero, o se diferenció entre los millones de pequeñas olas interminables en el horizonte primero; sólo salió volando estrepitosamente y se estrelló contra el cielo, como quien entra en otra dimensión (la de nosotros), descubriendo un nuevo mundo con intensa curiosidad, éso seguramente, porque era un bebé enorme, apenas estrenando el asombro, ése que todos perdemos a medida que pasa el tiempo. Tenía una panza blanquita como las nubes y unas líneas que alguna funcionalidad biológica (o acuadinámica) habrán de tener. Luego mostró su dorso, gris y brillante fácilmente confundible con ése maravilloso color verde pacífico, reciente adquisición de mi ya amplia paleta de colores. A veces me pregunto mientras nado en la ciudad, en dónde estará nuestra ballenita, ésa que tan sorpresivamente nos dió la bienvenida al impresionante pacífico colombiano.

Si la vida fuera una entrevista de televisión y me pidieran definir éste pedazo de paraíso con una palabra, sería "exuberancia". Hacia donde se mire, desde la carretera a Buenaventura hasta las ballenas tamaño tractomula, toma forma el concepto de la palabra exuberancia. Todo es tan inmenso que parece gritarte lo pequeño que eres para el mar, el cielo, la playa, la lluvia y los atardeceres. No es abrumador, es solo un llamado para dejar de lado el protagonismo del ser humano sobre la tierra, una invitación a sentirte parte de todo un espectáculo multicolor, en el que predomina el verde pacífico y el tono oscuro de las personas, tan profundo y hermoso como sus nobles y fuertes corazones llenos de historias y luchas de vida.


Es aceptando esa invitación y dejándose llevar por la magia de la naturaleza que salta también de la nada, el reencuentro con lo quizá perdido, con el yo que estaba pero dormido, un reencuentro con uno de los tantos individuos que componen la multitud que es uno, un individuo que vibra, que baila, que salta y que ahora de nuevo está más que vivo.

lunes, 12 de agosto de 2013

Respuesta


Que bonito sería caber en una caja. Poder vivir entre las páginas de un libro, y viajar gratis aunque incómodo en un camión de transporte de mercancía. En el camino, uno se haría amigo del vecino de la siguiente página, siempre presto a compartir su historia, quizá un poco más adelantada en experiencia. Conversarían sobre el próximo destino y sus propósitos a cumplir allí.

- A dónde te diriges?, que te lleva allí?.
- Un 'inside trip' amigo, es necesario salir de la isla para ver la isla como dice Saramago, por eso viajo, y tu?.
- Vengo de muy lejos y he traído algo; mi labor es servir, mi trabajo es básicamente encender la duda en alguien, y así incentivar su conocimiento, despertar su espíritu.
- Vaya electricidad valiosa y altruista traes tú nuevo amigo...
- Es el resultado de la inquietud que genera la curiosidad, la duda, la respuesta. Es a lo que se llega después de haber visto la isla desde muy lejos.

Y llegar... y llenarse los ojos y pulmones de paisajes de verdes profundos y puros, de atardeceres que dudan entre el rojo y el naranjado, aguas diáfanas entre piedras lisas que se saben y se sienten como el pozo de la tranquilidad pero que llaman del diablo. Y encontrar caminos que enseñan a caminar el propio paso, en el que se consume paisaje en cada mirada y en el que cada inversión de energía genera un brote de pensamiento. Y escuchar los pensamientos susurrar al oído claramente mientras uno está sentado al lado del río bajo una luna que permite ver los contornos y así agudizar la vista. Ser el primero en darle la bienvenida al sol en donde de verdad nace el sol. Escuchar la lluvia protegido por la valerosa cobija que me brinda su calor en una cama prestada y que las ideas bailen a su ritmo. Disfrutar del crepúsculo, aquella maravillosa fusión que no es ni tarde ni noche, en la que las mantas blancas resplandecen hablando sobre el equilibrio y la armonía. Y el olor... aquel fabuloso olor a almizcle de historias, comidas, tejedurías, niños, visitas, amores, problemas resueltos y no resueltos y tantas más cosas.

Que bonito sería caber en una caja y vivir. Ver nuevos mundos para luego recordarlos; volverlos a pasar por el corazón como dice Galeano. Haberlos vivido y así quizás hallar la respuesta que encuentra placer en el servir, para dar paso a la verdadera sensibilidad.

lunes, 13 de mayo de 2013

INVASIÓN

"Quién está enamorado resigna
 parte de su narcisismo". Freud.
"Amar es dar sin esperar nada,
amar sólo por la egoísta experiencia de sentir".

“Una mujer enamorada está en estado de invasión” dice Florence Thomas, en uno de sus más clásicos libros, conversaciones con un hombre ausente, ausente como la posibilidad de escribir éstas líneas con el criterio que siento tener ahora. En ése tiempo, interpreté su postulado con firmeza, defendiendo la idea que el significante de invasiones me generaba, una verdadera conquista y arrasamiento de lo existente, algo totalmente nefasto para mi territorio. De igual manera las historias que tenemos sobre invasiones son realmente bárbaras y el hecho mismo de amar en mi vida, se parecía a una de ellas, por lo que el postulado y mi interpretación no se alejaban mucho de mi realidad. Esperé mucho para aclarar las ideas que estoy aquí plasmando, tuvo que suceder un matrimonio de mi prima y varias conversaciones con amigos muy queridos para llegar a conclusiones que me dicen, que lo que quería decir Thomas, era completamente lo contrario a lo que imaginé en un principio. Ella estaba amando por primera vez a un poeta en Villa de Leyva, y estaba dejando allí, todo lo que ella era. Quizá, esa era una invasión de esas maravillosas, en donde las culturas se fusionan para intercambiar saberes muy beneficiosos para unos y para los otros, enriqueciendo así todo el conjunto que compone el territorio invadido, desde lo económico, lo cultural y lo social. Una invasión en donde LAS invasoras conquistan y se unen a los invadidos y generan una nueva y multicultural descendencia. Y digo invasoras porque sí, cambiaría la frase por una en donde los hombres también puedan invadirse, ellos también tienen derecho.

No podemos negar que la píldora y el compromiso de muchas mujeres de siglos anteriores fueron los desencadenantes de poder llegar a éste punto y tratar éstos temas. El mismo hecho de que yo tenga éste pensamiento crítico se lo debo a ellas, y obviamente a mi abuela, a mi madre y a mi padre. Lo que es innegable, es que ese resultado al que ellas llegaron, denominado liberación femenina, es una trampa mortal que a nuestra generación, está atrapando en una red, una máscara que nos permite cosas, pero que en su verdadera esencia, limita. Continuamos con las mismas reglas morales en un medio completamente moderno, vivimos en una sociedad donde la mujer es libre de elegir qué carro se comprar o qué cirujano intervenga su cuerpo, pero donde en realidad, es una prisionera de sus sentimientos, pues le han enseñado que sin un complemento a su lado está incompleta, a los hombres también, ya sabes, la ambigüedad, la enfermedad de nuestra época. Llevo mucho tiempo preguntándome si esa necesidad es biológica o cultural, y he llegado a la conclusión de que se compone de ambas, pero el medio ejerce mucha presión en ello, tanto en la manera de conseguirlo, como de mantenerlo. Lennon decía que “Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta”. Esto ha hecho, que mujeres como yo, y como muchas, que tenemos algún tipo de independencia, creamos en esa liberación, pero que en realidad gracias a esa presión del medio y a esa maravillosa necesidad de completar nuestra polaridad, temamos tanto a ésa invasión. ¿Entonces qué hacer?, ¿Cómo actuar?. Ante tal ambigüedad que nos hace preferir la ilusión ante la realidad porque sabemos que la primera nunca nos conquistará apropiándose de nuestros terrenos, cometiendo genocidios y trayendo enfermedades a nuestras fértiles tierras, nos queda ceder, para dar paso a la invasión que permita la fusión.