jueves, 14 de julio de 2011

Pensión


"El fin de la vida es llegar a la muerte con el cuerpo consumido
por la jornada y el alma como luna llena que se asoma".
Fernando González.

Amo mi trabajo, para lo que me levanto todos los días, pero siento que mi tiempo se está yendo tan rápido que un día despertaré y me estarán diciendo Doña tantas veces al día como los años que tendré. Eso no es lo que me preocupa, lo que me preocupa es que ese día me siente, mire para atrás evalué mi vida y pueda ver que lo único que he hecho es suprimir lo importante por lo urgente, olvidándome de mi.

Hoy a las seis y piquito tuve ganas de compartir un café con alguien, de teatriar como dicen algunos, pero estaba tan cansada que opté por venir acá a reposar mis pies por usar zapatos inventados por alguien que no quería a las mujeres, para mañana continuar con la misma situación, de todas maneras no tenía tampoco con quien salir a tomarme el café, aunque eso, después de la píldora y de una nota mental a cargo de Florence Thomas no es tan imprescindible. A veces quisiera no cuestionarme tanto, no tener hambre de otro tipo de vida, de otro tipo de experiencias pero no puedo luchar contra mi propia naturaleza, la misma que hizo que nunca antes me replanteara tanto mi vida como en la panga rumbo a Turbo, (osea a la realidad), luego de estar en el mágico paraíso llamado Darién por los mortales. Pensé tanto con el mar debajo, que casi caigo en un sueño profundo en el medio de la nada, pensaba y pensaba en lo que de verdad quería, siendo sincera conmigo misma, como nos dijo el valiente Rodrigo, ¿Qué es lo que quiero?... Un objetivo, eso es lo que persigo, no una comodidad, aunque van de la mano; un objetivo ligado a mi propio plan de vida y es lo que supongo estoy haciendo, pero de lo que estoy temiendo estar equivocada y no quiero darme cuenta de eso, cuando ya no pueda hacer nada.

"La vida es un montón de necesidades creadas que se pagan con dinero que conseguís trabajando sin necesidad".