domingo, 18 de marzo de 2012

La Brujería (De vacas, cerdos, guerras y brujas - Marvin Harris)

Son ya muy conocidos los escalofriantes relatos medievales acerca de torturas aplicadas a mujeres demoníacas que afirmaban o eran acusadas de tener relaciones sexuales con el demonio, de practicar actividades malvadas aprendidas de su amante satánico, de volar en escobas hasta su encuentro en aquelarres y orgías, de las peores pestes, infidelidades, costos, muertes y demás tragedias. Muchas son las historias y detalles conocidos en donde los grotescos aparatos de tortura llaman la atención y en donde los procedimientos (muchos de ellos indescriptibles) hacían confesar a las victimas las atrocidades cometidas en sus aquelarres demoníacos y sus respectivos cómplices de maldades. En muchos casos las brujas confesaban aún sin ser torturadas sólo con el simple hecho de observar a sus verdugos y sus instrumentos. También en numerosos casos (en la mayoría), eran personas inocentes las que eran torturadas y a las cuales los verdugos no enviaban a la hoguera hasta obtener el nuevo nombre de un acusado. Lo que no era muy conocido, era que la misma Iglesia que ahora acusaba a estas mujeres de ser demoníacas y volar por los aires en un elemento femenino por excelencia gracias al machismo como la escoba, eran ahora la misma que hacia 500 años mediante un documento llamado el Canon Epicospi condenaba a sus fieles por creer en alucinaciones profanas como ésta. Pero ¿Que fue lo que los hizo cambiar de parecer en tan poco tiempo y en un tema tan radical y polémico?. Es comprensible: La inquisición no comenzó en contra de mujeres acusadas de volar por los aires, la inquisición comenzó con la autorización de torturas para herejes y protestantes que empezaron a separar a la iglesia de sus fieles. Luego la iglesia notó que las brujas volaban en “realidad” a los aquelarres no sólo a encontrarse con su amante el demonio, si no a reunirse también con los herejes, y así dedujeron inteligentemente que torturando a las brujas podían también encontrar a los sacrílegos escondidos. Pero lo que casi todos ignoraban y quizás le daría explicación a toda la matanza, (cacería de brujas) sería la explicación científica de los “vuelos” de estas mujeres. Antes de embarcarse a su reunión malévola, (las que en realidad afirmaban haber viajado) se ungían todo el cuerpo con aceites “mágicos”, que luego fueron estudiados y en los cuales se encontró una alta cantidad de plantas narcóticas cuyo principal elemento era la atropina, un fuerte químico con capacidades alucinógenas mayores y el hecho de que sintieran que volaban y la relación falica con la escoba, era que ésta era utilizada para ungir sus genitales con la sustancia. Esto y todos los experimentos realizados en torno a los ungüentos pueden explicar de manera práctica (característica de M. Harris), el porqué de los vuelos demoníacos en los cuales las brujas afirmaban haber participado. Lo que no se puede explicar es el porqué de un odio tan acervado y una sed de búsqueda incansable de muchas mas brujas, que produjo unas 500.000 muertes, por el sólo hecho de haber visto a esa otra persona acusada en un sueño producido por alucinógenos. No podemos olvidar el contexto en el que se daban los narrados hechos, la inquisición, como se ha dicho antes, no comenzó contra las brujas, fue un movimiento en contra de rebeldes que se opusieron a la iglesia y sus injusticias sociales y económicas. Este tipo de movimientos mesiánicos eran comunes en una época como la medieval, en donde la realeza era opulenta y la iglesia sufría una transformación interna gracias a las divisiones de pensamiento acerca de la decisión si eran ellos o no los administradores de las riquezas de Dios en la tierra. Muchos fueron los brotes de fieles opositores, de Mesías prometidos, de salvadores de los oprimidos que emergieron en esta época, muchos de ellos fueron muertos en guerras, pero muchos de ellos también fueron carbonizados en hogueras acusados de cometer brujería. Fue así entonces como la iglesia y la realeza descubrieron que mediante la división de sus gentes obligándola a acusarse entre sí por el alto costo de la vida, la muerte de su vaca, la enfermedad de su hijo, la pobreza de su casa, la infidelidad de su esposo, el alza de los impuestos, etc. (en su mayoría problemas meramente sociales concernientes al estado), podían mantenerse en el poder sin la inseguridad de perder lo que habían establecido a causa de un levantamiento total de masas en contra de sus políticas inequitativas de economía, cultura, salud y educación. Fue así como descubrieron en la brujería y por consiguiente en su cacería, una salvación propia mucho más terrestre que celestial, mucho más individual que colectiva y mucho más inteligente y práctica que una guerra, fundamentaron su estabilidad en la división de sus gentes con una creencia basada en sueños en donde los poderosos nunca asistían a aquelarres y en donde cualquier Mesías, hereje, opositor, mujer, hombre, comerciante, panadero, joven, estudiante, etc. podía ser el peor hechicero y amante del demonio conocido y por consiguiente sería carbonizado en la hoguera.

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