miércoles, 27 de enero de 2010

MIGRACIÓN ILEGAL


¿Cuantas Pateras hay hoy en Gibraltar?, ¿Cuantas Pateras faltan por llegar?
Del mar viene la mano de obra barata...
Del mar viene el progreso...
Del mar viene la esclavitud moderna...
Del mar vienen los muertos...

Esta es una lejana representación de la Migración Ilegal desde África a Europa representa la dramática situación que muchos africanos en su mayoría, Senegaleses, Congoleños, Argelinos, Abaneses, Nigerianos y Marroquíes…. Subsaharianos-Africanos, afrontan en su larga travesía por llegar a la mítica Europa. Son jóvenes trabajadores, humanos, que por consiguiente tienen derechos y que acuden a un mercado laboral, a mejorar su calidad de vida y a disfrutar de un bienestar social del que carecen en sus países y que se encaminan en este peligroso viaje de muerte a causa de la pobreza de su continente, las altas tasas de natalidad en unas condiciones de ausencia de cualquier sistema que les garantice su educación y salud, unas condiciones de vida ambiental que empeoran por efecto de la desertización y la deforestación y, finalmente, por el sinnúmero de conflictos y guerras en sus países. A esto también se suma la corrupción de sus gobiernos, situación no muy ajena a Sudamérica, lo que hace al continente negro un paraíso para las grandes empresas de los países ricos y un caldo de cultivo de mano de obra barata, que viaja arriesgando su vida para trabajar en las grandes multinacionales.

La migración regularmente parte de los países bajos de África, se encamina a Europa por diferentes rutas tanto marítimas como por tierra, recorriendo lugares y climas impensables para un ser humano, en condiciones increíbles que estos hombres resisten con extraordinaria valentía. La ruta mas conocida, no por esto la menos peligrosa, es la que parte de Marruecos y atraviesa el estrecho de Gibraltar, la cual por consiguiente ha arrojado la mayor cantidad de muertos, desaparecidos y deportados. Por lo general viajan entre desconocidos, pagan por anticipado a los guías, y entregan su confianza a estos que en muchos casos los venden o los dejan a la deriva luego de haberles cobrado. Viajan en embarcaciones llamadas cayucos, o panteras, muchas de fabricación artesanal y con las mínimas normas de seguridad y con un desmesurado sobrecupo tanto de personas como de desesperación. El resto es historia: las frecuentes noticias de embarcaciones encontradas a la deriva en el océano, personas que en su desesperación desembarcan antes de llegar a la costa y se ahogan por su propio equipaje, deportaciones, migrantes que llegan nadando desfallecidos a las lujosas playas de canarias repletas de turistas, cuerpos y restos de esperanzas flotando en el infinito océano, entre muchas otras cosas, son características de esta trágica problemática actual, denominada la nueva forma de esclavitud.

Éxodo

El viaje no puede ser más cruel; recorrer el Sáhara, donde el calor y la sed causan estragos, la búsqueda de los 500 euros que cuesta la plaza en una pantera que prácticamente equivalen a los ahorros de toda una vida de trabajos, el esconderse de la guardia como si se fuese un delincuente y así buscar al guía del viaje (que en muchos de los casos es un traficante de personas), la adquisición de los alimentos y los trajes para estar en el agua, y en sí el emprender el viaje, son algunos de los arreglos que se hacen antes de entrar en la embarcación (PANTERA) artesanal, apta para 50 personas en donde se van 80.

Luego, la travesía por el Estrecho de Gibraltar con la oscuridad como enemiga, el frío, el mar, el hambre, el naufragio, la muerte, la traición, el abandono (por que en ocasiones los guías que en realidad pertenecen a mafias, los dejan a la deriva luego de haberles cobrado, o los entregan a la policía), la desesperación, la zozobra, LAS BALAS, los constantes controles de la guardia Española a todo lo que atraviesa el mar… etc., etc.….La única buena compañía es la Esperanza, que les dice que pueden llegar a salvo, cruzar la valla, tener un trabajo digno y ayudar a sus familias.

Posteriormente la Valla. Son pocos “los afortunados” que logran llegar a Ceuta o Melilla con vida, pues muchos mueren ahogados o de hambre y frío en medio del estrecho sin ayuda ni compasión de nadie. Allí, luego de vivir meses en campamentos rudimentarios y de construir escaleras artesanales intentan cruzar la valla (el muro de la vergüenza como lo llaman algunos), por sus propios medios y en estampida, dejando su piel o su vida allí, así como ocurrió en octubre del 2005, cuando los guardias Marroquíes desenfundaron sus armas contra la multitud de subsaharianos desarmados que intentaron cruzar el muro de alambre filoso tipo navaja, dejando muertos a varios de ellos.

Muy pocos son los que llegan… A sus pies el ansiado territorio Europeo, el buscado casi por años y siglos de luchas en contra de un viaje tortuoso y esquivo. Llegan escondiéndose como delincuentes, llegan cansados y desubicados, algunos son deportados, a otros la desesperación los convierte en ladrones, otras se convierten en las denominadas hetairas (prostitutas de la calle), otros viven en la calle como mendigos, y muchos, muchos otros madrugan cada mañana a las 3 a.m., para esperar en la estación de trenes atocha, o en las muchas plazas que tiene Madrid y otras ciudades Europeas, a un jefe explotador que les paga 10 euros el día, que no les garantiza la salud, que no les garantiza la comida y que tampoco garantiza que al final del día de verdad serán remunerados. A la mayoría de ellos los delata su situación de migrantes el color de su piel, el negro oscuro del ébano brillante que contrasta con el sol africano, les ha costado la vida a muchos que a manos de grupos de “limpieza social” los aniquila cobardemente. A pesar de esto siguen llegando, por cientos cada semana a canarias y a Tenerife, a Túnez y a Ceuta, miles de ellos que renuncian a su milenaria cultura, arruinada por el hambre y la guerra que causa la avaricia y la corrupción, miles de ellos que quizás nunca vuelvan a ver su país y a su familia.

Esta es la vida del migrante, hombres, mujeres, niños, hijos, padres, esposos, hermanos, seres humanos, con sueños, con deseos de trabajar, con esperanzas de vida, individuos victimas de una problemática que según un estudio elaborado por el Consorcio Euro mediterráneo para la Investigación Aplicada sobre Inmigración Internacional, ha arrojado en el periodo entre 1989 y 2002 la muerte y desaparición de cerca de 10.000 personas en el intento de entrar en territorio español. Son ellos los que construyen con su sudor y sus manos edificios, calzado, casas, alimentos y muchas otras cosas en Europa e impulsan su enriquecimiento y por consiguiente la globalización, a cambio de un salario miserable, del que no se pueden quejar por que no tienen papeles. Son ellos a los que la pobreza, la explotación de sus recursos milenarios por parte de inversionistas ajenos a sus países, la corrupción de sus gobernantes occidentalizados, el analfabetismo y el olvido, los tienen sumidos en la miseria y la impotencia. Son ellos los denominados la marcha negra que no parará de arriesgar su vida por un trabajo, esos hombres de mirada angustiosa que consumirán e invertirán sus ingresos allí, ellos que vienen pobres y cansados para hacer más ricos a los ya ricos.

martes, 26 de enero de 2010

SAPO MORADO

Mi naturaleza romántica, (de la cual estoy dudando últimamente por falta de uso) me hace pensar que es posible que los maravillosos, valerosos, varoniles y sensibles príncipes azules existen, y que no es fácil hallar alguno porque la lluvia, el sol y la contaminación los ha desteñido poniéndolos un poco amarillos haciendo así difícil su reconocimiento. Supongo que el que me fue otorgado está por ahí blandiendo su espada contra las fuerzas del mal y en el descanso de cada batalla me escribe poemas que relatara a mi oído una noche fría suspirando en mi cuello. Supongo también que está muy ocupado en eso, por que no lo puedo encontrar, además del difícil reconocimiento dado que su prototipo en mi programación es uno totalmente azul y maravilloso como me lo describían los cuentos que leía en las tardes con un chocolate caliente acompañándome. A esto se le suma que él tampoco sabe como soy yo en realidad, el busca una princesa que también le fue mostrada no sólo en los cuentos de hadas, si no en los comerciales de TV que anunciaban en los cortes de los Caballeros del Zodiaco, a los cuales les seguía la novela de Thalía, que era precisamente la que yo veía, antes o después de leer a las mencionadas hadas aquellas. He estado esperando años pacientemente su llegada, he buscado incansable y solapadamente su presencia en las calles y en mis sueños, pero sólo me he equivocado daltónicamente porque en búsqueda del azul he encontrado rojos, cafés, rosados y hasta transparentes. Quizás él asunto radica en que estamos buscando algo equivocado: el una Thalía y yo un Eduardo Copetillo y por eso es tan difícil cruzarnos, quizás yo soy una Thalía despeinada y sin maquillaje y el un Eduardo Copetillo bajito y gordito y por eso no nos reconocemos. Posiblemente la culpa de nuestra lejanía la tengan esos comerciales, cuentos, novelas o nosotros mismos, que no somos capaces de al mirarnos a los ojos alejarnos de esa concepción. Se me hace necesario verlo como me lo han mostrado, completamente azul, para amarlo de verdad y entregarle toda mi vida, y de igual manera él deba verme maquillada para reconocerme, para que como se ha vuelto costumbre en esta sociedad, se enamore de mi estuche primero y luego descubra que soy yo a quien escribía esos poemas que tanto esperan por ser dichos.

Pero ¿Por qué? ¿Por qué no me puede querer por lo que soy? ¿Por qué no lo puedo amar por lo que en realidad es? ¿Por qué es tan difícil hallarnos y reconocernos?. Porque estamos cegados por una belleza efímera de la que nos enamoramos ciegamente, por una idea que nos dice que la perfección existe, una idea que tenemos arraigada desde nuestra infancia gestada por una sociedad consumista y superficial, una idea que tenemos incrustada en nuestra mente como un tornillo oxidado, que hace que nos enamoremos de supuestos y hace tristemente parte de nuestra cultura. Estamos también acostumbrados a la ilusión, a la utopía, a la esperanza porque nada mas nos queda, debemos amar y añorar lo que no tenemos, debemos buscar incansablemente la felicidad toda nuestra vida y vivir en función de ello porque si no, no tuviésemos otra función. ¿Qué sería del hombre sin un objetivo en su vida? ¿Por qué complicarnos creando algo que no existe cuando en la realidad tenemos tanta variedad para hallar la felicidad? porque allí radica el deseo, porque en pintar de azul algo tecnicolor esta el placer de hallarlo, porque en descubrir los verdaderos rubores de un rostro maquillado esta el encanto de abrir un tesoro escondido.

Debo entonces cambiar mi estrategia, quizás sea mejor esperar y dejar que él me encuentre, dejar que esa dificultad de hallar mi corazón y en el mi amor verdadero y su felicidad, invada sus deseos de tal manera que al descubrirme tenga temor de perderme, el mismo temor que siento yo ahora de hallarlo, temor de que lo llegue a amar tanto que nuestro placer se vuelva tristeza, temor a la resignación, a la monotonía y a la facilidad de la que los humanos somos alérgicos y que de nuevo nos lleva a esa búsqueda intensa de un amor, una búsqueda incansable de nuevas experiencias para hallar un placer voluble que se va entre suspiros llamando a la nostalgia… Temor de que la soledad me halle primero por que estamos buscando equivocadamente.

VIAJE A PIE, DESTINACIÓN CONOCERSE

  

Rieles roídos  inútiles y olvidados, que en un tiempo tuvieron tanto significado. A su lado la carretera, gris y rentable para quienes obviaron que la vía férrea era una opción. Es imposible pasar por este lugar con clima de infierno sin imaginar la presencia de extravagantes gigantes constructores de sueños a las orillas de un río atómico.

Dice un adagio popular que antes de morir se debería escribir un libro, tener un hijo y sembrar un árbol, a mí sólo me faltan las tres. Lo he pensado ampliamente y creo que anterior a emprender el camino hacia el cumplimiento de uno de los anteriores requisitos para dejar una buena huella en este mundo, haré un viaje; hacia donde sea, en moto, tren, avión, guagua o a pie, pero lo haré, un viaje mas interior que exterior, en donde encuentre mi propia visión de mundo y las bases para cambiar mi vida, conocerme a mi misma y así saber qué escribir en mi libro, donde plantar mi árbol y que enseñarle a mi hijo(a).

Un viaje representa ir a otro sitio, cambiar de lugar, ir a un territorio lejano, que no se conoce para aprender de él. Sin duda muchos viajes han sido esenciales para la existencia de la humanidad actual, pues si no fuese por las migraciones que hicieron nuestros antepasados, la cultura no existiría ni mucho menos la expansión de territorios. Existen por supuesto todo tipo de viajes; de negocios, de placer, de rutina o de total aprendizaje; viajes voluntarios o involuntarios (como las migraciones y desplazamientos) y existen también los viajes imaginarios, muy comunes entre los niños y entre nosotros los soñadores. Pero sin duda alguna lo que siempre representan es una transformación a nivel físico o espiritual del espacio y en muchas ocasiones, como lo diría don Fernando González, del Ser. No sugiero que sea indispensable hacer un viaje para sobrevivir, pero es un lujo que muchas personas brillantes se han dado y eso les ha dado la oportunidad de descubrirse, de abrir sus mentes y de meditar acerca de su vida y sus ideas e irradiar esto en sus obras y acciones. Muchos han sido los casos de personajes ilustres que antes de convertirse en quienes fueron o para reiterar su grandeza, se encaminaron en interesantes periplos. Este último es el caso del maestro Fernando González, escritor antioqueño reconocido por muchos como el primer hippie de América, filósofo, maestro, abogado y escritor, que en compañía de su amigo Benjamín Correa, emprendió un viaje a pie desde el municipio de Envigado Antioquia para recorrer todo el oriente, los Nevados y llegar a Buenaventura con el fin de conocer este sendero y por añadidura a sí mismo. Es un viaje, en donde se ve representada la búsqueda y el encuentro de esas ideas que evolucionan en el ser humano al cambiar de lugar, una búsqueda incansable para conocerse, que el autor promovió toda su vida y que se ve plasmada en cada una de las palabras del texto que registra cada pensamiento que surgió en cada día de recorrido a pie.

Don Fernando y Don Benjamín, nos llevan por los mas bonitos parajes Colombianos, nos describen con asombrosa y hermosa precisión los sentimientos y pensamientos que venían a su cabeza mientras meditaban acerca de la vida en los maravillosos paisajes verdes y floridos, ondulantes de vida y repletos de inspiración para expresar lo que hacia tanto tiempo buscaba decir un maestro del calibre de don Fernando. Éste viaje, nos sumerge en un océano interior de ideas e islas paradisíacas de nuestro autor, en donde navegamos por temas como el amor, la muerte, la religión y la mujer, evidenciando así la huella profunda que han marcado en su vida éstos elementos, haciendo de él un hombre de pensamientos irreverentes para la época, que en consecución de un viaje a pie, hace un viaje interior a lo mas profundo de su mente y su corazón, para encontrarse con un YO que añoró toda la vida como el filósofo aficionado que era y que buscaba encontrar al pisar de nuevo tierra antioqueña.

Quizás éste cambio sufrido luego de un viaje concienzudo, no lo pudo ni expresar ni representar mejor otro viajero, que como Don Fernando contaba con acompañante, transporte y claras ideas: Ernesto Guevara de la Serna. Ernesto, recién convertido en el Ché gracias a su viaje por todo Latinoamérica con la ayuda de Alberto Granado, de la suerte y de la poderosa atinó a decir: “El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra Argentina, el que las ordena y pule, “yo”, no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra “Mayúscula América” me ha cambiado mas de lo que creí”.

Es curioso ver, como muchos aspectos de ambos viajes coinciden. Podría decirse que la única diferencia son las notas, más descriptivas del lado Argentino y más profundas y filosóficas del lado Colombiano. Curioso es que sean dos viajeros, que contaran con una tercera compañía apacible y callada como lo eran la poderosa y el caballito de abejorral, que ambos asistieran a un entierro y meditaran sobre la muerte, que ambos vibraban con el nombre de una mujer recordando sus susurros y curioso es que ambos cambiaran profundamente gracias a esa mencionada odisea interior. Es más curioso aún encontrar evidencias de que los viajes pueden cambiar la vida de las personas, no sólo interior e individualmente, si no exterior y colectivamente y afectar o beneficiar a muchas más personas. Es el caso de Un Tren de Hielo y Fuego, un expreso que recorrió toda Colombia en el año 1992 con unos artistas franceses a bordo, haciendo de cada estación de tren una feria llena de vida, color y música, en donde los asistentes se podían deleitar con un espectáculo que jamás habían visto en su pueblo dada la lejanía y la violencia que los arreciaba. Muchas fueron las personas que por primera vez veían una guitarra eléctrica, un dragón arrojando fuego por la boca, un tatuador, un grupo de rock como la Mano Negra (reconocida en toda Europa como una de las mejores), un oso polar gigante y menos aún a unos enormes y extraños franceses con ropas extravagantes. Estas personas llevaron esperanza a pueblos lejanos y olvidados hasta por el viento, arriesgando con eso su vida y haciendo también ellos un recorrido personal por sus experiencias, terminando ciclos y aprendiendo a convivir entre extraños y niños de la calle que encontraban refugio en el particular tren. También marcó la vida de la gente, haciéndola olvidar por un momento de sus problemas y de la indiferencia del estado.

Citando estos ejemplos se hace evidente entonces que un viaje, nos puede cambiar interiormente, como a Don Fernando y sus lectores que a la vez viajan con el; ideológicamente, como al Ché, que dado todas las tristezas que vio en su marcha decidió dejar sus lujos de joven rosarino acomodado y decidió estar del lado de los indígenas robados, leprosos y mineros explotados; y como la Mano Negra, que decidieron arriesgar su vida para recorrer un país con un conflicto interno tan grave, para llevar su espectáculo a personas que solo conocían de muerte, hambre y violencia. No pretendo de ninguna manera repetir para la consecución de mis propios objetivos, la hazaña majestuosa que con maravillosos resultados literarios y personales terminó Don Fernando González, o el cambio social y político que produjo Guevara, o el maravilloso acto de altruismo de Manu Chao y la Mano Negra. No pretendo como el primero, tratar temas tan profundos y a la vez tan superficiales y tan propios del ser humano, como el amor, las mujeres, la muerte, la política y el clero con su toque único de humor negro y profundos significados reflexivos. Lo único que pretendo es encontrar mi rumbo, unos argumentos que guíen mi vida como lo dije al principio, con cada ocurrencia que se de en cada instante de mi viaje. Quizás ya haya comenzado mi viaje sin saberlo, haber leído Diarios de motocicleta y Viaje a pie puede ser un indicio y una guía para lo que se viene y me puede ser útil para comenzar por coincidir con algunos proposiciones expuestas por el autor, un ser humano especial, iconoclasta, contestatario, rebelde y único que como pocos supo dejar sabor de orgullo de ser antioqueños y a la vez una profunda reflexión al cerrar una pagina de un libro.

LA ISLA DESCONOCIDA

“Es necesario salir de la isla, para ver la isla”
José Saramago

Conocerse a si mismo, configura uno de los mas grandes retos del ser humano. Solo unos pocos grandes hombres y mujeres pueden llegar hasta el fondo de su pensamiento y sentimiento y verse, para así regalarnos un poquito de ese paradisíaco tesoro interior. Radica su dificultad entonces en que el conocerse nos obliga a abandonar algunas cosas y a acoger otras totalmente diferentes a las acostumbradas, a enfrentarnos a nosotros mismos y asumir retos jamás vistos, a estar dispuestos a asustarnos con lo que encontremos, a deslumbrarnos con lo que nos convirtamos y a evolucionar con lo visto, dado que lo que encontremos no siempre será así, porque el ser humano esta en constante transformación hacia lo positivo o negativo. Se le suma a esto que cada ser es diferente, que los métodos para hallarse no son los mismos para todos, que no son una patente aplicable a todo el genero humano con la cual podamos, luego de conocer lo que hace brillar nuestro interior, irradiar satisfacción infinita. Una isla seria una buena analogía para representar al ser humano en esa búsqueda, dado que ninguna es igual a la otra y están esparcidas en el gran océano. Muchas de ellas también continúan siendo vírgenes, inexploradas, totalmente inhóspitas en espera de que alguien se aventure a hallarlas y encontrar allí su asentamiento y gran tesoro. Quizás ese tesoro era lo que precisamente buscaba el hombre que llamo a la puerta del rey pidiendo un barco en el cuento de José Saramago de 1997: “La isla desconocida”, un cuento en donde una petición nos lleva hacia un desenlace que evidencia la necesidad del ser humano por conocerse y así encontrar la felicidad en si mismo y no en lo superficial.

Es así como el hombre del cuento, decide valientemente pedir un barco al rey, para ir en busca de lo que esta seguro que existe pero no conoce, siendo la burla de muchos y admirado por otros. Este hombre quiere emprender un viaje, como el que se comienza al quererse conocer, en el que tenga la libertad de encontrar un lugar propio donde asentarse y sentir propio, un lugar donde pueda ser feliz, un viaje en el que se hace necesaria una compañía, un complemento que nos censure, que nos indague y nos aclare las cosas con otros ojos y que viaje con nosotros hasta el esperado final, una compañía que se convierta en un complemento para nuestra inteligencia como la mujer de la limpieza lo fue con el hombre del barco y que se unan de manera tal no diferencien si están en babor o estribor, porque siempre estarán unidos y complementados.

También se hace necesario, como lo soñó el hombre cuando desembarco a su tripulación, desprenderse de las ataduras y los lazos que nos unen con la superficialidad, con los males, con la realidad enferma que nos agobia, para liberar el espíritu y así hacer mas fácil su encuentro con si mismo. Desprendernos de nuestras costumbres, pues por el contrario de lo que hemos pensado siempre, el método que nos muestra el cuento de Saramago para encontrar nuestra propia isla no es la introspección, es un viaje a un lugar desconocido y lejano para lograr encontrarnos a nosotros mismos. Es un viaje como el realizado por muchos para poder tener atisbos de vida, un viaje a pie, un viaje en barco, un viaje en guagua, un viaje con destinación conocerse. Es necesario entonces salir de nosotros mismos: salir de la isla, desprenderse de todo lo que hace vida nuestras vidas, huir de las averías de nuestras almas y entornos y emprender ese viaje para ver nuestro interior, donde lo desconocido llega a ser imprescindible y tan conocido como nosotros mismos.

UN CUARTO PROPIO


Es muy posible que el mundo fuera otro si los papeles asignados a los géneros humanos hubiesen sido los adecuados. Se ignora la responsabilidad de dicha concesión, quizás fue el tiempo, la sumisión, el silencio, la represión o el afán de superioridad de los hombres, pero ahora no es tiempo de buscar culpables, es el tiempo de la ilusión con el cambio.

Es arriesgado lanzar a la deriva y al pensamiento del o la que me lee la anterior afirmación, pero si partiésemos de la teoría que nos brinda la escritora clásica Virginia Woolf en su obra un Cuarto Propio, en la que afirma que una gran inteligencia es andrógina, que en nuestro espíritu habitan dos sexos, que nuestra mente tiene dos lados y que es preciso unirlos en armonía para lograr una inteligencia indivisa, creadora, libre, feliz y mucho mas eficiente, tendríamos bases suficientes, además de muchas otras ya comprobadas, de que los géneros humanos desde sus inicios debieron estar unidos en una sola fuerza, en mutua colaboración para hacer de este un mundo menos enfermo. Es entonces que, en la ausencia de esta unión, una especie considera a miembros de sí misma inferiores en especial a su compañera, su amante, su madre, su hermana, su amiga milenaria y por esto no esta capacitada para evolucionar correctamente en relación a otras especies, a su hábitat, a sí mismos, a sus congéneres y a los cambios sociales, culturales, políticos y económicos que acarrean su existencia. Quizás aquí radica la causa de que la humanidad no haya sido del todo exitosa y en cambio ahora sea casi un fraude.

Pero no todo es malo, lo importante es la consciencia del error, y a pesar de todas las cicatrices culturales y morales que las mujeres cargamos, como la intromisión de la castidad en todos los aspectos de nuestras vidas, la ofensiva duda anticuada acerca de nuestra posesión o no de alma, la desconfianza de nuestra intelectualidad, la excepción en los derechos judiciales y económicos, la pobreza de nuestra palabra y voz, la invisibilidad en la historia, la eliminación de nuestro genero en los derechos humanos, en el derecho al voto y a la educación, y en general la inferioridad, desigualdad, uso e injusticia que hemos sido sometidas, tenemos esperanza de cambio, como la que nos da la autora Virginia Woolf anteriormente citada, que nos adentra con su ensayo a un sueño de evolución mediante la identificación de la mujer en la historia, la economía, la política, la sociedad y la novela, y nos da confianza y coraje con biografías de mujeres tan valientes como Aphra Behn, Lady Winchelsea, Margarita Cavendish, Jane Austen y con su propia manera de interpretar el mundo de los géneros y la literatura. La autora nos invita entonces a que, ahora luego de haber abierto las puertas de la educación a la mujer, que se nos dieron algunas oportunidades que nos fueron negadas durante milenios, no dejemos morir el genio que nos fue negado en la historia y que todas llevamos dentro, ese genio que hubiese cambiado el curso de la humanidad mediante la igualdad de condiciones y la unión armónica de los lados.

Es importante entonces para esa tan anhelada transformación femenina que generaría un cambio en su entorno social, otros aspectos más tangibles que la esperanza. Mucha razón tiene la autora al hablar de manera reiterada de un cuarto propio visto y del dinero (vistas simbólicamente como la libertad de pensamiento y el poder de introspección). El dinero y su administración era un lujo meramente masculino a causa de nuestra inferioridad mental. Pero esto ahora, aunque hay excepciones, es historia y la pregunta ¿Por qué las mujeres son pobres? o ¿Por qué la mujer a estado confinada a un cuarto todos estos millones de años? ahora no apunta la culpabilidad total a los hombres sino a nosotras mismas ya que gozamos, como dije antes, de oportunidades que nos brindarían esa estabilidad económica y mental de la que carecieron muchas mujeres brillantes de los siglos pasados, a las que sí a sus anhelos se le sumaba además del de ser madre de 13 hijos, aprender a leer, escribir, o para escándalo de muchos ser escritoras, científicas, aventureras o pensadoras, eran reprendidas severamente.

Para ser mas precisa una de las herramientas de las que podemos hacer uso, es la literatura. En ella ahonda profundamente la autora. La literatura a jugado un papel importantísimo en la historia y es triste ver como la mujer por mucho tiempo no figuró en ella, pues en su gloriosa época parecía que cualquier hombre podía escribir una canción o un soneto mientras la mujer solo aparecía en ella en relación con el otro sexo, lo cual es muy poco para todo lo que agrupa su vida y pensamientos. Las comparaciones son odiosas, pero es curioso lo que hubiese sucedido (como menciona Virginia Woolf) si sólo evidenciáramos a los hombres en la historia y la literatura como los amantes de las mujeres, cuando en la realidad eran sus esclavos, sí, sus esclavos, porque eso eran las mujeres en la realidad, cuando no las ocupaban en las novelas únicamente como sus adoradas, pasionales, sumisas y hermosas amantes. Igual sucedía con la relación entre las mujeres, raramente había una verdadera complicidad entre ellas, siempre habían pesquisas y celos, quizás como indica Florence Thomas nos prefieren mas rivales y distantes que solidarias y amigas porque intuían, como recuerdan las Mujeres de la Librería de Milán, que “la práctica de las relaciones entre mujeres es el instrumento femenino por excelencia de la transformación del mundo.

Actualmente pues, nos es compromiso la responsabilidad, gracias a la herencia dejada por esas valientes mujeres a las que les debo el hecho de que pueda estar escribiendo con tanta libertad acerca del tema, de hacer uso nuestras POSECIONES, nuestra voz, nuestro DINERO, y nuestro CUARTO, visto como un espacio de reflexión y libertad de pensamiento para el bien de todos y todas, para llevar adelante una sociedad exitosa y llena de igualdad, para rebelarnos positivamente, ordenarnos, unir los lados, adherir los sexos del espíritu, ayudarnos, mezclarnos, fusionarnos, lograr un conocimiento andrógino, un cambio, un respiro, una esperanza y así ya habiendo cambiado el mundo unidos, encaminarlo a fines mas altos.